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—Maestro, ¿qué es un poema? —Una nube libre al viento. Sān Bï Chù (s.XX)
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- jose luis regojo
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martes, 1 de abril de 2025
Notas desde la Villa de Candelaria (Tenerife). 35.- El espantoso silencio de la gente buena*

viernes, 7 de marzo de 2025
Indiferencia*
Cuando asesinaron a los palestinos,
guardé silencio,
porque no era palestino.
Cuando encarcelaron a los transexuales,
callé,
porque no era transexual.
Cuando persiguieron a los refugiados,
no dije nada,
porque no era refugiado.
Cuando vinieron a por los activistas,
no reclamé,
porque la Ley Mordaza no era para mí.
Cuando expulsaron a los migrantes,
no me quejé,
porque no era uno de ellos.
Cuando silenciaron a los periodistas,
no alcé mi voz,
porque no era periodista.
Cuando borraron a las mujeres,
no me di cuenta,
porque yo estaba entre hombres.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar

sábado, 1 de marzo de 2025
Notas desde la Villa de Candelaria (Tenerife). 34.- Sobre la gordura
El artículo de este mes podría ser la continuación de un par de artículos que publiqué hace unos meses. Allí, hablé de los culos, a continuación de los ombligos, hasta llegar al artículo de hoy, sobre la gordura.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso configuran una epidemia y suelen ser el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas, caracterizándose por la acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo humano. Por ese motivo, cada 4 de marzo se celebra en todo el mundo el «Día Mundial contra la Obesidad». En algunas partes también se celebra el 11 de octubre, para prevenir y revertir estas dolencias que afectan a la mitad de la población en todo el mundo.
Según el filósofo, crítico literario, traductor y ensayista alemán de origen judío Walter Benjamin, en su obra Calle de dirección única, “en verano llaman la atención los gordos, en invierno los delgados …”. Esta es una afirmación muy peninsular, porque si fuera verídica, ¿quién llamaría la atención en el sur de Tenerife?, ¿solo los gordos? ¿Los delgados solo serían tenidos en cuenta en La Orotava y otras poblaciones del norte de la isla, mientras que serían ignorados en Los Cristianos, por ejemplo? Vaya usted a saber, si el filósofo estaba viendo aquella serie de televisión de principios del siglo XX llamada El Gordo y el Flaco.
Por otro lado, en el año 2015, surgió un grupo inglés que se autodenominaba Overweight Haters (Odiadores de gordos) que repartía tarjetas en el metro londinense a las personas obesas en las que se podían leer frases como: «Nuestra organización odia y detesta a la gente gorda. Nos oponemos a la cantidad de recursos alimenticios que consumís mientras la mitad del mundo muere de hambre. (...) No es una cuestión glandular, es glotonería. Eres un ser humano gordo y feo». Para contrarrestar esa campaña, surgió la plataforma Stop Gordofobia, un colectivo «crítico con los cánones de belleza establecidos», que durante nueve años recibió cientos de testimonios de personas gordas de todo el mundo relatando el rechazo que habían sufrido.
Recibir una carta anónima insultante en el metro es un ejemplo quizá extremo, pero real. Tan real que Navabi, una empresa de moda de tallas grandes, decidió comprar el dominio overweighthaters.com para evitar que este grupo clandestino lo hiciera suyo y así ayudar a acabar con la estigmatización de las personas obesas.
Sobre lo políticamente correcto
Entonces, ¿es políticamente correcto hablar de grueso, rollizo, obeso, hinchado, rechoncho, regordete, orondo, abultado, corpulento, fuerte, grande, robusto, voluminoso, o gordo? Realmente, hoy en día es difícil referirse a una persona obesa, si estamos bajo el yugo de lo políticamente correcto. En este sentido, el lingüista Ángel López García-Molins, refiriéndose a lo que él denomina “la desgracia social de estar gordo” afirma que, en aplicación del lenguaje políticamente correcto, “una mujer no está gorda, sino horizontalmente desarrollada y un hombre con barriga es un ciudadano de patrón circunférico”.*
Sin embargo, todos sabemos, o deberíamos saber, que las modas cambian con el tiempo, y cada época tiene la suya, a cual más estúpida, por supuesto. Todo en aras de consumir más, ya sea a base de seguir dietas-milagro, comprar cremas reductoras, pagar operaciones en centros de liposucción, etc., pero, siempre hay un denominador común, lo que menos interesa es la salud y el bienestar de las personas, solo la imagen social.

Como curiosidad final, y gracias a un artículo que leí en el muro de Facebook del poeta canario Álvaro Rodríguez Pérez, quiero destacar la belleza de las esculturas del artista colombiano, Fernando Botero. Un escultor con una filosofía muy particular sobre la obesidad: "Me interesa el volumen, la sensualidad de la forma. Si pinto una mujer, un hombre, un perro o un caballo, lo hago con volumen. No es que yo tenga una obsesión con las mujeres gordas", explicó. "Nadie me cree, pero es cierto (...). No he pintado una gorda en mi vida".
LA OTRA MITAD
(Hermann Hesse)
La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira.
Los más brillantes amaneceres;
los más románticos atardeceres;
los paraísos más increíbles;
se pueden encontrar siempre en
el rostro de las personas queridas…
*López García-Molins, A. “Políticamente (in)correcto”. El País.es. 24 de julio de 2000
*Artículo publicado en la Revista Canarias Literaria,
La entrada anterior: Canarias, ¿el fin del elefante encadenado?

sábado, 1 de febrero de 2025
Notas desde la Villa de Candelaria (Tenerife). 33.- Canarias, ¿el fin del elefante encadenado?
A un médico y escritor argentino, cuyo nombre coincide con las siglas J.B., se le supone la autoría de la versión de una fábula de autor desconocido titulada ‘El elefante encadenado’:
Había una vez un niño muy curioso, sensible e inquieto que fue al circo y se quedó maravillado al ver la actuación de un gigantesco elefante. En el transcurso de la función, el majestuoso animal hizo gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Durante el intermedio del espectáculo, el chaval se quedó todavía más sorprendido al ver que la enorme bestia permanecía atada a una pequeña estaca clavada en el suelo con una minúscula cadena que aprisionaba una de sus patas.
“¿Cómo puede ser que semejante elefante, capaz de arrancar un árbol de cuajo, sea preso de un insignificante pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros del suelo?”, se preguntó el niño para sus adentros. “Pudiendo liberarse con facilidad de esa cadena, ¿por qué no huye de ahí?”, siguió pensando el chaval en su fuero interno.
Finalmente, compartió sus pensamientos con su padre, a quien le preguntó: “¿Papá, por qué el elefante no se escapa?” Y el padre, sin darle demasiada importancia, le respondió: “Pues porque está amaestrado.” Aquella respuesta no fue suficiente para el niño. “Y entonces, ¿por qué lo encadenan?”, insistió. El padre se encogió de hombros y, sin saber qué contestarle, le dijo: “Ni idea”. Seguidamente, le pidió a su hijo que le esperara sentado, que iba un momento al baño.
Nada más irse el padre, un anciano muy sabio que estaba junto a ellos, y que había escuchado toda su conversación, respondió al chaval su pregunta: “El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a esa misma estaca desde que era muy, muy, muy pequeño.” Seguidamente, el niño cerró los ojos y se imaginó al indefenso elefantito recién nacido sujeto a la estaca.
Mientras, el abuelo continuó con su explicación: “Estoy seguro de que el pequeño elefante intentó con todas sus fuerzas liberar su pierna de aquella cadena. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguió porque aquella estaca era demasiado dura y resistente para él.” Las palabras del anciano provocaron que el niño se imaginara al elefante durmiéndose cada noche de agotamiento y extenuación.
“Después de que el elefante intentará un día tras otro liberarse de aquella cadena sin conseguirlo”, continuó el anciano”, llegó un momento terrible en su historia: el día que se resignó a su destino.” Finalmente, el sabio miró al niño a los ojos y concluyó: “Ese enorme y poderoso elefante que tienes delante de ti no escapa porque cree que no puede. Todavía tiene grabado en su memoria la impotencia que sintió después de nacer. Y lo peor de todo es que no ha vuelto a cuestionar ese recuerdo. Jamás ha vuelto a poner a prueba su fuerza. Está tan resignado y se siente tan impotente que ya ni se lo plantea.”
El pasado 20 de abril de 2024, cerca de 200.000 personas se manifestaron en todo el archipiélago en contra de la pobreza, la escasez de agua, la destrucción de los paisajes naturales y la falta de vivienda, coreando lemas como ''Aquí vive gente'', “Canarias se agota” o “Canarias no se vende, se ama y se defiende”. Nunca, desde la organización, se alentó a corear contra el turismo, todo lo contrario. Canarias no busca rechazar el turismo, sino más bien ordenarlo para que una parte de esos beneficios reviertan en esa población canaria sigue en riesgo de exclusión y pobreza. Uno de cada cinco canarios se encuentra en esta situación, y muchos ya están en pobreza severa.
La protesta fue intergeneracional, por más que se diga que solo estaba integrada por jóvenes, para restarle importancia. En Tenerife, por ejemplo, la manifestación superó todas las expectativas. Fue la primera isla en organizar la protesta, harta de ser víctima de la degradación de sus recursos naturales y espacios protegidos con nuevos macroproyectos turísticos y grandes puertos que amenazan la biodiversidad tinerfeña.
Como era de esperar, la Subdelegación del Gobierno en Canarias cifró el número de asistentes a la baja, 32.000, mientras que la organización hizo lo contrario, más de 80.000. Lo cierto es que cuando la cabecera había llegado a las puertas del Cabildo de Tenerife, muchas personas seguían aún en el punto de inicio. Según algunos manifestantes allí presentes, la jornada se podía comparar a los días del Carnaval de Día, en los que la cifra oficial suele superar con creces las 100.000 personas. Un detalle que no quiero dejar de comentar, por la importancia identitaria que comporta, es que durante todo el recorrido sonaron numerosos bucios, símbolo de la cultura canaria y de la resistencia guanche.
Los subterfugios gubernamentales para evitar la asistencia masiva que se preveía llevaron, ya sea por inacción o ineptitud de los dirigentes de Titsa, la compañía de guaguas, entidad perteneciente al Cabildo Insular de Tenerife, a no aumentar la plantilla en el transporte público. Las guaguas iban tan llenas que no pudieron parar en muchas estaciones. Algo que cualquiera con dos dedos de frente podría haber previsto, pero no los gestores de Titsa (a pesar de que cobran por ello).
La dimensión humana de lo que se vivió ese 20A también se vivió fuera del archipiélago. Algo que la poeta nicaragüense, Gioconda Belli, expresó hace años con una frase: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”. Las protestas también se celebraron en Madrid, Barcelona, Granada, Londres y París.
El punto de cinismo lo puso Coalición Canaria, que preside junto al PP el Gobierno canario, no dándose por aludida y afirmando que la movilización ''ratifica el trabajo iniciado por el actual Gobierno'', aunque la había llegado a calificar de turismofobia pocos días después de su convocatoria. Un gobierno que, siguiendo la estela de los anteriores, no ha trabajado para buscar una equidad entre el gasto turístico y el reparto de la riqueza para generar empleos y recursos para la sociedad en general.
Independientemente de los resultados concretos a los que pueda llevar esta protesta masiva canaria, una cosa sí es cierta, parece que, por fin, y contrariamente a lo que ya avisé en un artículo de hace unos meses: El canario no busca conflicto (así le va), la población canaria ha comenzado el camino para dejar de ser pasiva.
El elefante encadenado canario se ha atrevido a cuestionar y confrontar esos miedos y enseñanzas coloniales de una época franquista que llevan años limitándole. Ahora, sin sus cadenas, ese elefante adulto y libre, que no necesita ser dirigido, es al que muchos políticos temen.
Artículo publicado en la revista Canarias Literaria

miércoles, 1 de enero de 2025
Notas desde la Villa de Candelaria (Tenerife). 32.- Canarias y la felicidad
Entrada publicada el mes de junio de 2024 en la Revista de la Asociación Cultural Canaria de Escritores (ACTE)
Enero 2025. Nro. 32
La búsqueda de la felicidad ha sido una constante a lo largo de mi vida, desde aquellos días en que escuchaba la canción de Palito Ortega, La felicidad, o la de Al Bano y Romina Power, Felicità (y de eso hace mucho tiempo…), hasta llegar a la versión más reciente de Berlín (La casa de papel).
Según diversas investigaciones, parece ser que los tres factores que más contribuyen a la felicidad son sentir que la vida tiene sentido, percibir que tenemos control sobre nuestras vidas y gozar de salud y bienestar. Aunque la felicidad es algo subjetivo, hay instituciones que la cuantifican. Según el Índice Global de Felicidad, publicación anual de las Naciones Unidas, España ha descendido tres puntos durante el año 2023 respecto al año anterior. Ahora estamos en la posición 32 entre 157 países. De acuerdo con este Índice, Finlandia es el país más feliz del mundo, mientras que Afganistán se encuentra en la última posición.
Hay un país, cuyos ciudadanos dicen que son muy felices, a pesar de estar en la séptima posición: Noruega. Los noruegos destacan por su peculiar filosofía de vida llamada "kos". Este concepto, similar al "hygge" danés (segunda posición del Índice), supone encontrar la paz y la felicidad en las pequeñas cosas cotidianas. Una palabra que irradia calidez, amabilidad, cariño y risas, así como ayuda a sentirse feliz cuando te sientes seguro y alegre en compañía o te sientas a solas a mirar las estrellas o el paisaje alrededor. En esencia, el saber disfrutar de la tranquilidad es esencial para este estilo de vida.
Disfrutar del “kos” es fácil, vivas allá donde vivas. No se requiere excesiva destreza para disfrutar de ese sentimiento que se puede experimentar casi en cualquier momento y en cualquier lugar, a solas o en compañía. Es una sensación de calma, un ser consciente del momento y de ese profundo estado de bienestar y satisfacción. Solo tienes que proponértelo. El “kos” es el resultado de la suma de los pequeños detalles. Por ejemplo, disfruta de la naturaleza cuidando las plantas de tu balcón o terraza y pasea por el parque o playa cercana a tu domicilio.
En España, también cultivamos nuestro propio "kos". Ya sea disfrutando de la naturaleza y las playas, o deleitándonos con una buena ración de jamón ibérico, sí, has leído bien. Según algunos estudios, el jamón ibérico activa la serotonina, la hormona de la felicidad. A pesar de que creamos que pueda ser un mito, comer jamón nos hace mucho más felices. Cuando lo comemos, estamos reduciendo nuestra ansiedad y sumergiendo a nuestro cuerpo en un estado de bienestar y relajación. En definitiva, comer jamón también proporciona felicidad.
En el siglo XIX, Schopenhauer, filósofo alemán, sugería que el conocimiento aumentaba el sufrimiento; en la actualidad, un estudio de la Universidad de Bath (Reino Unido) señala que las personas con menos capacidades tienden a tener una perspectiva más optimista y viven una vida aparentemente más feliz. En otras palabras, vive tranquilo e ignorante de lo que ocurre a tu alrededor para ser feliz, lo cual no quiere decir ser insolidario con tus semejantes. ¡Ah!, y no te olvides de tu ración de jamón.
En cuanto a Canarias, a pesar de su mala situación socioeconómica respecto al resto de comunidades autónomas, sus habitantes muestran altos niveles de satisfacción, según el Indicador Multidimensional de Calidad de Vida. Los isleños, pese a los datos de pobreza y empleo, sienten una satisfacción con su vida por encima del resto de comunidades, porque este estudio no solo evalúa la situación económica de las personas, sino también las emociones positivas y el tener un propósito en la vida. El buen clima y el fuerte sentido de comunidad contrarrestan la precariedad laboral y económica, según el Instituto Nacional de Estadística. La felicidad en las islas va más allá de la situación financiera que los canarios tengan (o sufran). Ellos y ellas llevan en los genes una sabiduría natural y ancestral que los peninsulares no hemos sabido comprender. Su búsqueda de la felicidad es un viaje personal marcado por pequeños detalles: su entorno natural (que deben preservar más) y unas estrechas relaciones personales de amistad y familiares que van más allá de la economía. Algo que los peninsulares deberían aprender y que los canarios deberían defender frente a la avaricia depredadora turística e inmobiliaria que les amenaza cada día con falsos cantos de sirena.

domingo, 1 de diciembre de 2024
Notas desde la Villa de Candelaria (Tenerife). 31.- El giro real no es el canario
¿Por qué a los hombres les gusta que dos gallos se enfrenten y luchen hasta la muerte? Se dirá que se trata de un juego que solo interesa a las clases bajas e incultas. Se dirá, también, que es un entretenimiento que depara satisfacciones a aquellas personas que necesitan exteriorizar sus instintos violentos, echando por los poros y los sentidos todo lo que de animal tiene un ser humano escasamente cultivado o con la mente atrofiada….. El fanático y febril aficionado llega a creer que es él mismo quien lucha en la valla. …
La satisfacción por la victoria llega a ser inmensa cuando el aficionado apostante descubre que detrás del gallo enemigo y perdedor se ha escondido una persona no querida y odiada; o simplemente rival, por pertenecer a un pueblo limítrofe que mantiene relaciones poco amistosas con el suyo. Y por el contrario: cada herida sufrida por el animal elegido ha acabado por sentirla como en propia carne, aunque al final del combate pueda llegar ese gesto despreciativo o de asco hacia el animal derrotado, que no supo aguantar el castigo y lo dejó en evidencia ante aquellos forasteros que habían llegado al pueblo con ínfulas de perdonavidas.

domingo, 24 de noviembre de 2024
Recordando la tuya voz: homenaje a Ánchel Conte
En una sala de actos llena a rebosar, hemos pasado representantes del profesorado, del mundo de la solidaridad, alumnos, de la fabla aragonesa y de la intelectualidad más variada, acompañados de música con la letra de sus poemas.
Os dejo mi intervención:
Amb l’Ànchel parlàvem català a la feina, però castellà a la intimitat. Avui és un moment íntim.
Hola a todos y a todas,
Ánchel, un amigo que dedicó su vida a la cultura, la enseñanza y la lucha por una sociedad más justa, dejó una huella profunda en cada causa que abrazó. Desde su militancia en el PCE, su activismo en el colectivo homosexual y su compromiso con el Comité de Solidaridad con Guatemala, hasta su dedicación diaria a todos los alumnos y alumnas del instituto, con especial atención a los más conflictivos y con mayores necesidades educativas.
Un hombre que, con su vida y su obra, dejó un recuerdo imborrable de su carácter enérgico y su incansable voluntad de cambiar el mundo para convertirlo en un sitio mejor para todos.
Su pérdida nos invita a reconocer el legado que nos ha dejado, que debemos celebrar y honrar, más que a lamentarlo. Si queréis saberlo, mirad la Wikipedia, no os quiero aburrir con listas de premios y publicaciones.
Ánchel, desde joven, se sintió profundamente conectado con su tierra y con su lengua: la fabla aragonesa. Fue comunista hasta la médula, candidato al Senado por Izquierda Unida, y un homosexual militante, siendo protagonista, junto con Ignacio, del primer matrimonio gay legal en Huesca. Además, y como contraste, era hijo de un Guardia Civil. Ese era Ánchel, un hombre de contrastes…. sin anestesia.
Su vida y su obra son un claro ejemplo de la importancia de preservar y valorar las culturas locales, las lenguas minoritarias y la memoria de los pueblos. Sé que esta afirmación sorprenderá a algunos, especialmente a quienes, erróneamente, lo consideraban anticatalán. Él no era nacionalista; era un internacionalista que defendía tanto el catalán como la fabla aragonesa, oponiéndose con energía y sin censuras al uso partidista de la lengua que hacía el Govern de Convergència i Unió de Jordi Pujol y sus sucesores, hoy reencarnados en Junts. El tiempo, aunque les pese a algunos, ha demostrado que tenía razón: Catalunya nunca fue ni es patrimonio de nadie.
Ánchel no tenía dos caras; era un diamante en bruto, con múltiples aristas: profesor, político, poeta, narrador, etnógrafo, folclorista, periodista, activista cultural y social. Era cariñoso, arisco, enérgico, intelectual, llano, humilde y turbulento. Un defensor incansable de las causas ‘supuestamente’ perdidas, de su tierra y de su lengua. Utilizo expresamente el término ‘bruto’ por esa característica suya de hablar sin eufemismos, sin pelos en la lengua. Era amigo de aquella famosa frase de su amigo Labordeta, en el Congreso de los diputados, ‘¡Váyase usted a la mierda!’. Una franqueza, que hacía creer a quien no le conocía, que no era una persona tierna, todo lo contrario. Tenía un corazón enorme, se entregaba a los demás en cuerpo y alma, aunque su lenguaje, a veces, le causara problemas. Lo sé yo que más de una vez, desde la Junta Directiva, tuvimos que suavizar y excusar su forma de hablar ante las quejas de algunos padres y madres, justificadas también. O cuando, desayunando, nos mencionaba sus ‘almorranas en la garganta’, cuando se quería referir a los pólipos que le causaban afonía.
Como podéis comprobar, Ánchel era una personalidad poliédrica y difícil de resumir en unas pocas líneas.
Veréis que no os estoy hablando de su faceta poética, ni de su lucha por la supervivencia de la fabla aragonesa. Yo no le conocí tanto en esos aspectos. Yo le conocí más como compañero de profesión y como militante en las trincheras de las manifestaciones políticas, sindicales y grupos de solidaridad, tanto en el instituto como fuera de él.
Estuvimos juntos, con algunos compañeros y compañeras aquí presentes, en una época en la que nos tocó aplicar la ESO, enfrentándonos a una parte importante del Claustro que se aferraba al antiguo sistema, algunos y algunas también aquí presentes; una época en la que empezamos a tener niños y niñas de 12 años y maestros y maestras de primaria en el instituto. Él, catedrático ‘pata negra’, nunca renegó de los cambios y fue el primero en arremangarse y ponerse a trabajar codo con codo, no como muchos otros. La dicotomía entre enseñar o educar no existía para Ánchel. Lo suyo no era solo trabajo, sino una forma de transmitir valores: las raíces, la historia, la justicia social, y la cultura que nos define, que no es una, sino diversa.
Yo, desde mi adolescencia, siempre he estado trabajando, de forma voluntaria, por los derechos humanos en todos los ámbitos de mi vida, desde las aulas también. Fue ahí donde los dos congeniamos más, hasta el punto de crear el Grupo de Solidaridad con Guatemala del Institut Sant Josep de Calassanç. Cada semana nos reuníamos fuera de horario con chicos y chicas del instituto para idear actividades con las que pudiéramos recaudar fondos que, posteriormente, entregábamos a los contactos de la Coordinadora de solidaridad con Guatemala. Un año fui yo personalmente a Guatemala a entregar lo recaudado; otro año, recuerdo que vinieron de Guatemala al instituto. De hecho, no sé si todavía figura en la pared de la entrada una tela bordada por las indígenas guatemaltecas con el nombre del Instituto, en señal de agradecimiento. Fue una experiencia única para los chicos y chicas, mientras duró. Pero, nuestro objetivo iba más allá de Guatemala. Nosotros queríamos formar jóvenes con criterio, con pensamiento crítico y que vieran en el trabajo voluntario no lucrativo una forma de vida para contrarrestar la cultura de la corrupción y el pelotazo fácil. Ánchel y yo queríamos demostrar que no todo se hace por dinero.
Nuestros proyectos, aunque humildes, siempre acababan por hacerse. No eran objetivos difíciles y etéreos que quedaban en nada. Todos giraban alrededor de una escuela en un sitio recóndito de Guatemala, donde se enseñaba Quiché a los maestros recién licenciados. El gobierno tenía la táctica de enviar maestros que solo hablaban español a las aldeas rurales donde no les entendían, para así mantener el analfabetismo entre los indígenas del país. Esa escuela y nosotros queríamos que los maestros que llegasen a las aldeas se pudieran comunicar y enseñar. Por eso, conseguimos amueblar las aulas, dotarlas de ordenadores y material escolar. El ímpetu arrollador de Ánchel fue una pieza clave para cumplir nuestros objetivos.
Su partida nos ha dejado un profundo vacío, pero también un legado de investigación, poesía, honestidad y coherencia entre lo que decía y lo que hacía. Si tuviera que destacar algún aspecto de la vida y obra de Ánchel Conte me inclinaría por destacar su compromiso vital y literario con sus alumnos, con su lengua, con la historia y con las personas más vulnerables. Ánchel fue, ante todo, un apasionado por la vida, un hombre bueno que quiso hacer que este mundo fuera un lugar mejor para todos. Y aunque ya no esté físicamente entre nosotros, su voz sigue viva en sus escritos, en las vidas de los que le conocimos y tratamos y, muy especialmente, en las vidas de los alumnos y alumnas que pasaron por sus aulas.
Gracias, Ánchel, por tu vida, tu obra, y por ser el claro ejemplo de aquella frase mítica de la poeta nicaragüense Gioconda Belli: la solidaridad es la ternura de los pueblos.
Descansa en paz, querido. Tu voz no morirá nunca, porque nos enseñaste a mantenerla viva.
