Hace unos días unos amigos me preguntaron cómo veía todo este asunto del referéndum. Mi respuesta les dejó un poco boquiabiertos y me dijeron que estaba totalmente equivocado. Espero y deseo fervientemente que tengan razón.
De todas maneras, creo que estamos ante una situación de dos gobiernos cerriles que no quieren ceder ni un milímetro en sus planteamientos y que se dedican a manipular todos los medios de comunicación a su alcance para hacernos ver que el intransigente es el otro.
Una situación como ésta es similar a la de un partido de fútbol de máxima rivalidad. Se va calentando el ambiente hasta que los hooligans de encefalograma plano de los dos equipos se encuentran cara a cara. ¿Qué pasa? El más energúmeno de una banda se enfrenta al energúmeno de la otra y alguno de ellos acaba (en el mejor de los casos) herido, si no acaba muerto a palos, por un navajazo anónimo o lanzado por un puente.
A continuación todo el mundo llorará lágrimas de cocodrilo, los presidentes de los clubes dirán que eso no debería haber pasado jamás y los entrenadores y jugadores de ambos clubes se harán una foto de fraternidad, cuando la realidad es que todos habrán sido culpables, incluso los medios de comunicación que son los que generalmente azuzan las rivalidades por motivos económicos (vender más o ganar cuota de pantalla).
Pues bien, en el tablero político hispano-catalán ahora solo nos faltan los hooligans catalanes y españoles. El calor ya lo tenemos que, como en las obras de Tenneesse Williams, reactiva la locura y enciende las pasiones más ocultas. El guión necesita una reyerta y un muerto. La sangre será rojigualda o cuatribarrada, pero tendrá el rojo en común. Los dos presidentes harán discursos grandilocuentes y tendrán a sus respectivos vicepresidentes y ministros para que concierten una fecha en la que se sentarán a dialogar, beberán buen vino, comerán buenas viandas y decidirán, entre otras cosas, declarar mártir y héroe por la patria al hooligan que pereció en la reyerta.
Y ¿por qué pasa todo esto?
Porque ningún político de verdad puede dar la espalda a la realidad anónima de la gente de a pie interesada en trabajar y ser feliz con su familia y amigos, independientemente de la lengua y la frontera.
Porque ningún político de verdad puede perseguir y manipular la inteligencia impunemente en aras de unos trapos de colores.
Ahora tenemos a dos presidentes de carambola en sus orígenes: un aburrido Registrador de la Propiedad hecho presidente (propuesto por Aznar) por ser el menos malo (ya que la otra alternativa era un corrupto) y a un gacetillero independentista hecho presidente de casualidad (propuesto por Mas). Los dos frente a frente. Presidentes con unas posturas intransigentes que solo pueden cosechar imbecilidad y locura.
#SÍALREFERENDUM
@jlregojo #RegEye
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