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lunes, 24 de abril de 2017

Nacionalismo + colesterol = naciolesterol





La máquina que bombea la sangre que fluye por las venas de todas las personas independientemente de su origen es el corazón.

El corazón, tal y como afirma Montesquieu, "es ciudadano de todos los países", sin distinción de fronteras o banderas. Para que funcione bien, para que nos bombee sangre en condiciones saludables, debemos vigilar el nivel de colesterol.

El colesterol, como el nacionalismo (en un sentido amplio del término), lo llevamos todos en la sangre. Hay naciolesterol bueno y naciolesterol malo, todo depende de la cantidad de consumo de cerdo tertuliano radiotelevisivo que hagamos.

(Mientras leo Cafarnaüm de Jaume Subirana, Bromera editorial)

@jlregojo     #RegEye

5 comentarios:

  1. Dolors: No hay nacionalismo bueno. A diferencia del colesterol bueno, no tiene un origen diferenciado de otro nacionalismo. Es excluyente, divide y es supremacista. Asimila el inmigrante al extranjero, distingue los nuestros de los que no, uniformiza y niega a los diferentes lo que reclama para sí. Todita la izquierda se ha tragado el anzuelo, pero se le ha llevado por delante el alma de izquierda. Si encuentras un nacionalismo que no cumpla ninguna de esas condiciones ya no será nacionalismo. Será humanidad y derechos de ciudadanía. Será igualdad y tolerancia.

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  2. Alfonso: Buena comparación. Bien defender derechos culturales propios o ajenos sin excluir los de otros, y no apologías de supuestas diferencias

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  3. Dolors: Todos no llevamos el nacionalismo en la sangre. Esa es una visión nacionalista. Supongo que desde dentro no se ve. Reflexionar debe ser profundizar, evitar el tópico, la propaganda. Aunque no sea fácil lograrlo.

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  4. Llevar, lo llevamos (como el sarampión o los pedos), todos somos nacionalistas de algo (barrio, tribu, cultura, familia, calle, orientación sexual, ...), otra cosa es que lo controlemos.
    Pero si nos ceñimos a la definición mayoritaria y la que nos satura diariamente seguramente estaríamos de acuerdo.
    Ya lo dijo Einstein, "El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad."
    También Josep Pla dijo, "El nacionalismo es como un pedo, sólo le gusta al que se lo tira."
    Por último, Arturo Pérez-Reverte: "Todos somos nacionalistas de algo: la lengua, la memoria, la cultura, la infancia. El fútbol. Pero el otro nacionalismo: el que se envuelve en la bandera local, el exclusivo y excluyente, el de nosotros y ellos. El patológico. El que manipula instintos y sentimientos para conseguir perversa rentabilidad política. Y por ahí, no. En ese sentido, algunos no nos sentimos nacionalistas en absoluto."

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  5. Dolors: Bueno, José Luis, si la premisa es que lo llevamos todos, la conclusión es la premisa. Si nacionalismo es cualquier afición o condicionamiento, pues ser fiel a tus padres es ser nacionalista. Es una manera de no discutir y mantener la propia idea con argumento supuestamente de autoridad. Digo supuestamente porque la definición de nacionalismo no es esa en el ámbito de las ciencias sociales. Eso si queremos un poco de rigor. Y lo de patológico supone disponer de una clara distinción entre lo normal y lo patológico, algo que tampoco está claro y menos en este tema, en el que parece que cabe lo que diga cualquiera.

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