Atrás pasó la época en la que el Primero de Mayo era la fecha de reivindicación de la clase trabajadora. El mundo globalizado y tecnológico ha extendido la creencia de que ya no existe y con ello ha desaparecido el sentimiento de pertenecer a una clase. Ahora quien no es un parado, es un becario, o un prejubilado o un funcionario o un técnico, o un funcionario, ... cualquier cosa menos considerarse miembro de la clase trabajadora.
Por eso, esta es una buena fecha para volver a leer un poema que escribió el poeta catalán Miquel Martí i Pol en 1958 titulado Nova oració del Parenostre y que me ha sugerido una versión alternativa.
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
sea prorrogado nuestro contrato el día de hoy;
vuelva a nosotros la jornada de ocho horas;
hágase un poco nuestra voluntad
tanto en la ETT como en la empresa.
Danos un poco de carne ahora ya
y perdónanos querer salir a la hora,
así como nosotros perdonamos
las horas extras;
no nos dejes caer en la tentación
de afiliarnos a un sindicato,
y líbranos del mal.
Amén
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