Envuelto por un silencio succionador,
cierro los ojos para vivir tu recuerdo.
Sueño para mirarme en el espejo de la noche,
suspiro para que me llenes mientras recibo.
Tus pestañas, mariposas que me abanican sin cesar,
cálidos momentos encadenados que me acompañan
en mi dulce soledad.
Y unas manos que acarician un vacío repleto de ti.
Tú y yo dentro de un sueño poeta,
donde nuestro vuelo olvidado nos encontró.
Despierto y estás entre mis brazos
en un reflejo tibio imaginado
para enterrar el olvido
y acariciarnos en su regazo.
Labios de sueño que esbozan una sonrisa,
la soledad también ríe
cuando tiene hermosos motivos
para hacerlo.
La soledad ya no está sola…