Tímida lágrima
que se resiste a salir de entre los párpados,
pizca de sal que augura sensibilidad.
Se desliza sobre una pared blanca
como la sombra de un sinuoso hilo de humo.
Desciende con lentitud arrastrada por su peso
hasta la comisura de los labios.
Sutil aguijón de sabor amargo
que inunda la garganta y la palabra.
Avanza hasta el corazón
convertida en cristal de melancolía
de la mano de tu olvido,
sin rechistar.
Se empieza a ser hombre
cuando se aprende a llorar.
@jlregojo #RegEye
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