Para Lara, junio 2025
Cuando mi hija se gradúe, me vestiré de verde.
Pajarita esmeralda y sombrero hasta la frente.
Encenderé un puro, aunque nunca haya fumado,
y lo celebraré, a pesar de que el colesterol proteste.
Cuando mi hija se gradúe, me vestiré de verde.
Mi madre fruncirá el ceño, lo sé, allí donde duerme.
¡Qué se le va a hacer!
Yo me reiré esperanzado.
Cuando mi hija se gradúe, me vestiré de verde.
La gente dirá: “¡Mira el viejo verde ese!”,
pero no es un simple color,
es orgullo de progenitor.
Cuando mi hija se gradúe, me vestiré de verde.
Será mi rebelión: primero, lila; ahora, verde.
El color de quien nunca cede.
La herencia del que en un futuro femenino cree.
Cuando mi hija se gradúe, me vestiré de verde.
Su triunfo es nuestra gesta, un lazo que no cede:
madre, padre, hermana y abuelas... un linaje que precede.
Y así, por ella y por todas, mi camino será verde.
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