© Diario de Cádiz
Empapado,
se recostó sobre la arena de la playa.
Resoplaba y tiritaba sin control.
Poco después, ya más calmado,
se dio cuenta:
el frío que le invadía el cuerpo
no desaparecería hasta volver a casa.
Esa sensación era,
lo supo después,
la frialdad del destierro.
@jlregojo #RegEye