Tus palabras,
sonidos de infinito,
manjares suculentos
que apenas puedo paladear.
Tu aroma,
perfume en el vacío,
torbellino de presentes
que no puedo olvidar.
Tu recuerdo,
imagen de vértigo,
acantilado en la distancia
que no consigo abrazar.
Tu presencia,
luz que me guía en la oscuridad,
eco batiente
entre las rocas de mi pensar.
Tu mirada,
caricia del infinito,
extraño silencio
al despuntar la tarde.
Mirando atrás
no hay nada que decir,
solo la imagen de un recuerdo:
El sabor del fruto es menos importante
que la belleza de su flor.